lunes, 20 de enero de 2014

HANDWRITTEN. ¿Eso es lo importante?

Imprescindible leer la entrada completa del blog. Hazlo por respeto a mi trabajo. Gracias.


Reflexión surgida tras la visualización del siguiente video.


“¿Esto es lo importante?”

De todo lo que está ocurriendo, ¿Eso es lo que de verdad importa?

¿Qué haya un huevo en una ventana? ¿Eso es lo importante?

Lo triste es la persona que piensa que ese huevo hubiese estado mejor en su estómago que en esa ventana. Eso importa. Importa que el consejero, el alcalde, el ministro; quién sea, da lo mismo; que esa persona haya llegado a tal estado de corrupción; no ya económica, ni política; corrupción moral, ética, humana. Un estado de corrupción en el que su única motivación para ejercer su trabajo, sea la de ganar dinero.

El objetivo es ganar dinero, no importa cómo. (¿Para qué? ¿Para qué? ¿De verdad lo necesita?  Si esta leyendo esto, espero que se cuestione si de verdad necesita el dinero que ganó, más que la persona que lamentó que el huevo acabase en la ventana de su ayuntamiento, en vez de en su estómago)
¿Es más importante ganar dinero qué servir de representación a sus ciudadanos, con los que hizo un pacto y tiene un compromiso; el compromiso de ser la voz de sus ideas? ¿Es más importante ganar dinero? ¿De verdad lo cree? Recuerde que no es por eso por lo que fue elegido, ¿recuerda? Fue elegido para representar nuestras ideas, no para que silenciara a la ciudadanía con sus mentiras. Eso es política, (del latín “políticus” y del griego “πολιτικός” (/políticos/), que significa “de los ciudadanos”. ¿Lo recuerda? Ellos inventaron la palabra. Respeta a los creadores de la terminología que usted utiliza. La representación del pueblo no debe ser el principal mecanismo de su engaño, de su adormilamiento.

En algún momento nos hemos equivocado. Hemos cogido el camino incorrecto, hemos confundido el objetivo de nuestras vidas. Admito que el dinero servirá para tener un funeral ostentoso. Pero el arte nos permitirá tener una vida extática, curiosear con lo divino. La bondad y el altruismo nos servirán para regalar la felicidad, al mismo tiempo que la conquistamos. La escritura y la reflexión para cambiar el mundo. Para hacer realidad nuestras utopías. Por eso si merece la pena vivir. Lamento decirlo. El dinero es para tu entierro.

Desafortunadamente, la reflexión no da dinero. Solo provoca cambio. Cambio en ti, en tu pensamiento. Cambio en tu entorno, en tus amigos, en tus seres queridos. Provoca energías y vigoriza el espíritu. Motiva para luchar, estando, primeramente, seguro de por qué se lucha. Parase a pensar lo que se considera bueno y lo que no. Lo que quiero. Conocer lo que me provoca más satisfacción en la vida. Estudiar los diferentes puntos de vista de las situaciones.

Por eso antes de postear lo primero que te venga a la cabeza cuando veas el video, para un minuto. Apaga tu teléfono, tu ordenador. Que nadie ni nada interrumpa tu pensamiento, tus reflexiones. Escribe a mano. Tienes las herramientas necesarias para hacerlo. Unos folios, un bolígrafo, y una mesa; y además, lo más importante, tu mente, conocimientos y el lenguaje para crear ideas, darles forma y compartirlas más adelante. No te preocupes de eso ahora.

El mundo se merece que le entregues lo mejor de ti, lo mejor que puedas darle. Sabes que lo mejor de ti no es lo primero que te pasa por la cabeza. Tú eres capaz de dar mucho más. Sin ataduras tecnológicas. Puro pensamiento, directamente desde tu corazón, desde tu mente. No te paralices en los detalles. Comete equivocaciones, faltas ortográficas y gramaticales sin miedo. Con tiempo, podrás meditarlo, pensarlo, releerlo, corregirlo, y valorar lo que has escrito. Mejorarlo y pulirlo para que nosotros podamos degustar el mejor de tus regalos. Tu trabajo y tu pensamiento, elaborado y construido.
No es necesario que compartas lo que piensas hoy mismo, ni con el mayor número de personas posible. La celeridad y la cantidad no suelen ser sinónimo de calidad. Al principio guárdalo un rato para ti. Reléelo en tu habitación. Sin curiosidades de Internet, ni interrupciones de What’sApp. Compártelo primero contigo, con calma, con pasión, para ti. Disfruta de ello. Mejora el resultado, de aquello que tú mismo has creado, de lo que tu enorme capacidad creadora ha sido capaz de construir. Después, si quieres, y nos haces el honor de acceder a tus pensamientos,  regálanoslo.
Vamos a respetar y a valorar mucho más tus reflexiones cuando hayas puesto pasión, esfuerzo y tiempo en ellas. Y sabes que eso no es difícil de apreciar. Se nota.
Pero escríbelo ahora, que tienes el sentimiento, que tienes la emoción a flor de piel. En unas horas la emoción se habrá ido, y quedará un vago recuerdo de la idea. Pero ahora tienes la rabia. Apaga el ordenador y escribe hasta saciarte. (Si crees que no tienes tiempo para escribir, te agradará saber que mañana tengo un examen.)

Un pueblo que piensa, es el tipo de pueblo que nuestros gobernantes no quieren. Un pueblo que escribe, es un pueblo que piensa.

Desconecta. Piensa. Escribe a mano.


Salud, reflexión y cambio.

Carlos, handwritten.


-- Sé que no estoy diciendo nada nuevo. Todo ya ha sido dicho, pero no todo el mundo lo ha odio. --

PD. No te molestes en compartir este post hasta que tú mismo hayas escrito algo. Es mucho más importante para ti, lo que tu pienses, que lo que yo pienso. Además tu visión de la situación seguro que es diferente a la mía. ¿He puesto alguna referencia a los medios de comunicación en mi reflexión? La dejo para ti.


2 comentarios:

  1. (1/2)

    En primer lugar, me ha sorprendido encontrar tanta afinidad con mis pensamientos y filosofía personal. Hace un tiempo recibí el gran consejo de un buen amigo de hacer el siguiente ejercicio: toma papel y bolígrafo, siéntate y escribe lo primero que se te ocurra. Deja fluir tus pensamientos y que sean ellos los que dominen el trazo del bolígrafo. Desde que me lo dijo, a menudo hago este ejercicio y me sorprendo de los pensamientos que surgen tras varias líneas, entre ellos sentimientos de muchos tipos que se ocultan tras la apabullante cantidad de información y relaciones con el exterior que tenemos en el día a día.
    Tras ese pequeño detalle, me gustaría compartir mi punto de vista respecto al objetivo de nuestras vidas del que hablas en tu post. Considero que, tanto individual como colectivamente, hemos perdido el Norte.
    Comenzando con un pequeño ejemplo para clarificarlo, se podría decir que como seres vivos, nuestras funciones básicas de alimentación, reproducción y relación se han visto sobradamente satisfechas y sobrepasadas por nuestra inquietud y deseo por conocer y dominar. Estas actividades que, aunque normalmente son moralmente contrarias, se encuentran en un bucle que se retroalimenta constantemente y permite el progreso del ser humano como individuo, además de la sociedad, el conocimiento y la civilización en general. Sin esa misma inquietud, el león en la sabana está tranquilamente viendo pasar el tiempo, con la única pretensión de satisfacer sus necesidades básicas de alimentación y reproducción. El león no se preocupa en hacer que estas actividades sean más sencillas ni quiere permita tiempo para dedicarse a otras actividades que le permitan obtener placer, conocer y experimentar sensaciones, porque no lo necesita. Nosotros por el contrario, sí.
    En algún momento de la historia descubrimos que estas emociones pueden ser extremadamente reconfortantes y pasamos de dedicar tiempo a satisfacer nuestras necesidades básicas para hacer otras que no se hubieran convertido en necesarias sin el ambicioso progreso en el que nos hemos encaminado (interesante leer a Ortega y Gasset en este aspecto). Empezamos a crear objetos para dominar y facilitar el camino hasta esas sensaciones. Investigamos para curar nuestras enfermedades y debilidades, desarrollar vehículos y explotar nuestros recursos en una carrera egoísta por encontrar más y más. Además, para facilitar el intercambio de bienes, desarrollamos el terrible demonio que es el dinero y nos convertimos en esclavos de nuestra creación. Lo que pudo ser una herramienta, se convirtió en objeto de especulaciones, grandes inversiones y dominio que, con velo de herramienta, ha pasado a ser un instrumento de control tal como pudo (y puede) ser la religión.

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  2. (2/2)

    Dicho esto, el desarrollo en el que nos hemos introducido ha hecho que perdamos el objetivo de nuestra vida como individuo, perdiendo el interés por la satisfacción de necesidades puras como la felicidad o el placer (el de verdad, no el placer superfluo y momentáneo). En su lugar, hemos interpuesto la necesidad de una educación estructurada que nos colocará en el complicado puzzle social moderno, consiguiendo un trabajo que nos permita obtener ese preciado dinero que, usado de la forma que se use, nos esclaviza en una vida compleja y llena de ataduras.
    Como colectivo, históricamente hemos tenido una orientación pésima. Más concretamente, el interés por invadir otras tierras y obtener más bienes, riquezas o posesiones ha sido la vía por la que han circulado los grandes imperios. No obstante, hablando especialmente de nuestra época, la posibilidad de dominar desde una posición invisible, tal y como pueden ser las grandes entidades financieras y grandes corporaciones entre las que se incluyen gobernantes e instituciones. En este sentido, hemos olvidado de nuevo las emociones puras y nos hemos centrado en pisotear al individuo descarrilado para exprimir su potencial en beneficio de nuestros intereses personales.
    Es por todo esto y, quizá por otros muchos motivos que no escribo, que pienso que hemos perdido el Norte. Entendamos el Norte como lo importante o, por el eterno esfuerzo de poner nombre a las cosas: el objetivo de nuestras vidas; nuestro papel aquí. Probablemente yo no tenga la respuesta a la pregunta de: "entonces, ¿por qué estamos aquí?", pero estoy seguro de que el modelo en el que nos encontramos no es la respuesta y lo puedo demostrar por la infelicidad que veo día a día en muchas personas que me rodean.
    Finalmente, me gustaría remarcar que nos encontramos encuadrados en un modelo social que sigue una estructura que, a lo largo de los años, ha ido derivando en lo que actualmente conocemos. Este modelo, ya sea capitalista, comunista, socialista, hindú, budista o cristiano, puede ser erróneo. Puede ser que no satisfaga ninguna de las necesidades o inquietudes individuales o colectivas de nuestra sociedad y, por eso, puede ser necesario cambiarlo. Pero para cambiarlo, sería un idóneo ejercicio analizarlo y conocerlo. Saber tus orígenes, conocer el sistema social, los principios políticos y económicos que definen tu porvenir.
    Por ello, como dices en tu conclusión, yo también invito a pensar, escribir y, además, leer. Puede que no estemos en el modelo correcto y haya que cambiarlo. Es difícil, quizá casi imposible, pero, es seguro que no se puede cambiar lo que se desconoce.

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